domingo, 25 de agosto de 2019

Dejar de comer carne NO va a salvar la Amazonía

Mwelwa Musonko.
Al momento de escribir esto miles de hectáreas de precioso bosque arden en la Amazonía brasileña, y muchos están pensando en dejar de comer carne como una posible solución al problema. Mi opinión personal es que esta no es una alternativa viable y puede terminar causando más daño que bien.

Todos estamos consternados por el gran incendio que devora miles de hectáreas de la selva amazónica en Brasil, una de nuestros principales sumideros de carbono, regulador del clima y protector de la biodiversidad. Muchas personas a través de las redes sociales han contribuido a sensibilizar a la población y a que este tema cada día ocupe más espacio en la agenda informativa, y si bien la mayoría de personas lo hace con buena intención, no hemos estado exentos de retransmitir información falsa o sesgada.

Nuestra sociedad, “experta” en buscar culpables en lugar de soluciones, señala a la ganadería como uno de los principales responsables de esta catástrofe ambiental. Nuestra contribución como consumidores queda reducida a, literalmente, abandonar el consumo de carne para dejar de fomentar al “monstruo deforestador” que aniquila el planeta. Algunos restaurantes han empezado a promocionar su activismo climático retirando del menú platos que contengan carnes rojas. Y aunque una preocupación sincera por los retos que supone el cambio climático es loable, en realidad está muy lejos de ser la solución.

Hablemos brevemente de nutrición: los alimentos de origen animal son fundamentales en la salud humana en general. Además de micronutrientes, contienen aminoácidos y proteínas esenciales que ayudan a satisfacer, de manera eficiente, los mayores requisitos nutricionales humanos, especialmente en mujeres embarazadas y lactantes y sus bebés. Según un estudio publicado en nature, para satisfacer sus necesidades diarias de hierro una persona tendría que comer ocho veces más espinaca (2.4 kg) que una porción de hígado de vaca (300 g). Además, a diferencia de la espinaca, el hierro presente en el hígado no está unido a la fibra, lo que lo hace más biodisponible y fácil de asimilar para nuestro cuerpo.
Cantidad de alimento requerida para obtener 18 miligramos de hierro. Fuente: nature.

Evidentemente existen alimentos diferentes a los de origen animal que poseen estos y otros nutrientes, pero no están disponibles para la gran mayoría de la población, especialmente por su elevado costo?; lo que los hace una alternativa inviable para cumplir el objetivo de desarrollo sostenible (ODS) sobre nutrición humana, especialmente en los países en vía de desarrollo. Sumado a esto, la ganadería es la principal fuente de ingresos y medios de vida para cerca de 1,300 millones de personas alrededor del mundo, la gran mayoría de ellos pequeños productores pecuarios que además se benefician de sus productos derivados. Evitar consumir carne, más que afectar a los grandes productores, afectará primordialmente a aquellas familias que subsisten gracias al oficio  ganadero.

Ahora hablemos de responsabilidades: No se puede negar que la ganadería actualmente es uno de los motores de deforestación, y que también contribuye significativamente al cambio climático, con casi una séptima parte del total de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que generamos. Pero también a causa del mismo cambio climático, la producción ganadera se ve afectada por sequías, inundaciones y todo tipo de variabilidades y fenómenos; por lo que además de verdugo también es víctima. Pero más allá de esta compleja dualidad, la ganadería también puede ser parte de la solución:

Proyectos de intensificación sostenible de la producción ganadera han demostrado que se puede reducir hasta un 30% de emisiones por unidad de producto, lo cual incluso sobrepasa las metas nacionales más ambiciosas suscritas en el Acuerdo de París. Por otra parte, la implementación de sistemas silvopastoriles no sólo reduce GEI, sino que contribuye a la biodiversidad y la restauración de paisajes. Tan solo en Colombia la Acción Nacional Apropiada de Mitigación (conocida como NAMA en inglés) propuesta para el sector ganadero busca restaurar dos millones de hectáreas, y liberar cuatro millones para otros usos sostenibles. ¡Esto equivale a casi la totalidad del área de países como Suiza o Dinamarca! El mensaje de fondo es que la ganadería debe y ahora puede ser más eficiente, pues ya contamos con la tecnología y conocimiento para hacerlo, pero falta masificarlo.

Por ello, las verdaderas soluciones no parten de privarnos de comer carne (que para la gran mayoría de nosotros es además de un placer, una práctica cultural y culinaria hondamente arraigada), sino de promover y fomentar sistemas de producción sostenibles, que brinden incentivos a los pequeños productores para que transformen sus sistemas de producción y a la vez exijan a los tomadores de decisiones un mayor compromiso con una producción ganadera amigable con el medio ambiente.

Adenda: Gustavo Wilches, reconocido ambientalista, afirma que es incorrecto llamar a la Amazonia “el pulmón del planeta” pues este gran bosque tropical absorbe dióxido de carbono (CO2) y nos devuelve el oxígeno que nuestros pulmones respiran y que luego devuelven al aire como CO2, por lo cual la metáfora termina siendo contradictoria.

Esta es una opinión personal sobre acontecimientos que están siendo mal informados a la opinión pública. Agradecimientos especiales a Natalia Triana, Manuel Francisco Díaz, Juan Cardoso y Karen Enciso por sus contribuciones y ediciones a este texto.

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